viernes, 27 de agosto de 2010

Particular barquito de papel

Se hunde... sus posibilidades de flote están siendo continuamente destruidas... Fue construido con
una única misión, una misión que jamás terminará...AMAR. El exterior no importa y nunca ha importado, nunca a servido ni servirá esa gran coraza de hierro reforzado. Aunque es una buena defensa si hay un atacante, claro. Su objetivo lo está destruyendo lentamente y sin a penas saberlo... Aún cree que es un sueño, un mal día, algo de negatividad y por ello sigue persiguiendo la esperanza de sobrevivir un día más... A pesar de que no puede sostenerse, intenta mantenerse cerca de la luz del Sol, ella iluminará su gran valor... Sus maderas quieren reír, reír dulcemente y lo más que pueden hacer es llorar, llorar amargamente. Recibe ayuda, mucha ayuda... pero es él quien debe ayudarse solo... Es fuerte, no se rinde, lo intenta una vez detrás de otra. Incluso intenta cambiar la situación aparentando estar entero pero en realidad está consiguiendo hundirse más. Procura dejar de lado la oscuridad nocturna para aferrarse a la brisa y a la luz del despertar. Pero está perdido, se siente solo e incomprendido. No tiene más voz para gritar ni más cosas para expresar, tampoco tiene más aire para respirar...
Después de todo tiene muy claro que debe hacer... Al final cuando se acabe todo no volverá a mirar más hacia atrás... Simplemente comenzará una nueva misión dispuesto a brillar.




Nos hundimos, como los barcos. Pero a diferencia de ellos nosotros podemos volver a flotar.

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