jueves, 4 de noviembre de 2010

Inmensidad.

Y allí en la desierta playa se encontraban. Era de noche, había luna llena, no había rastro de ni una estrella. Las olas del mar rompían cada vez más cerca de sus pies. Las conchas en sus bolsillos iban a parar. En la orilla estaban, en la orilla mojándose los pies. Ella cantaba, él la miraba mientras su pelo negro acariciaba, lo dos  sonreían a la vez. No sabían que hacer ni tampoco que decir. La brisa dulce del mar pero,  lo aclaraba todo. Parecía que era hora de marchar, aunque se quedaron una vez más a escuchar sus corazones a compás.



1 comentario:

  1. el mar le hermoso y eterno mar ...
    cuantas veces estrellamos nuestras lagrimas pesadas y tibias en su profundidad ...

    que perfecto es ver el atarceder en su orilla en su interminable playa...

    cuantos sueños llenitos de amor se confundieron en sus arenas amores con sabor a niños que jamas pasaran ni en todas las eternidades...

    gracias por hacerme recordar todo aquello...
    una hermosa rosa azul para ti.

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