sábado, 24 de mayo de 2014

Ahora mismo...

Hubiera sido terriblemente fácil que me dijeras que realmente todo se acabó porque en mi no había equilibrio. Podrías haberme explicado que en mi creíste ver algo de especial y que por eso me colmabas con tantas cosas pero que eso fue un simple espejismo creado por tu desesperación, pues me convertiste en lo que tu querías que yo fuera y cuando viste que irremediablemente no era así, porque a las personas no se las moldea como a estatuas, simplemente decidiste dejar de querer a esa figura. Podrías haber sido sincero conmigo (con algunas otras personas tiempo atrás también) en vez de dejar que yo sola lo descubriera tan tarde, tan tarde como ahora. Siento que ya encaja todo, entiendo cada una de las cosas que hiciste, buenas y malas, y lo que más me duele es que las buenas estuvieron siempre al servicio de las malas. Ante esto, lo que más me desconcierta es la capacidad de seguir haciendo que mi vida sea un poco peor cada día, mi vida y mi forma de ser. Tampoco entiendo porque seguiste a mi lado tantísimo tiempo si realmente ya no había nada. Aún así, tengo una explicación, o varias, para ello. Tú no sabes estar solo (acompañado tampoco, puesto que no sabes querer) y por eso siempre me tuviste a tu servicio. Debería haberme dado cuenta antes y haberte dicho todo esto para que con nadie más se volviera a repetir. Tenías ganas de verme, de hablarme (sólo cuando te convenía), incluso de rozarme pero siempre recordabas en tu mente, no ya que me estuvieses dañando sino que yo no era equilibrio y no podías enamorarte de mi. Lo recordabas rápidamente, sabías que era demasiado buena y que yo sentía de verdad, y huías. Fui demasiado buena para ti, hice demasiadas cosas por ti y ahora lo veo. Que cruel has sido no preocupándote nunca por mi y que astuto enamorándome de aquella manera que ahora no me hace creer en un amor que no sea igual a ese. Que bonito sería que ese amor tuyo hubiese sido cierto, no tendría porque sentirme así ahora mismo, todo hubiese pasado, con tiempo, pero sin más. Sin embargo, fue una verdadera mentira que solo ha conseguido que sea mala por ti. Sigues sin darte de cuenta de lo mezquino que eres, pero llegará un día en el que de verdad aquellas palabras y aquellos gestos míos resuenen en tu pensamiento y te arrepientas lentamente de tu comportamiento. Eso no ha sucedido hasta el momento, al contrario de lo que podría esperarse cualquiera, porque no tienes ni alma ni corazón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario