Las cuatro y treinta y seis. ¿Ya? Sí, ¡Ya! Pues he perdido el autobús 3... Si el bus no se hubiera precipitado sobre aquel coche de policía..."Vísteme despacio que tengo prisa" ¿No le suena no? Bah, esperaré 10 minutos más.
Cuatro y cuarenta y siete. Mirando por la ventana del bus, que exacto se ha vuelto todo hoy tan de repente... (Eh, que ha pasado a las cuatro y cuarenta y seis, clavado...) Sentada al lado de una pequeña, sonriente y simpática niña pelirroja, los cuarenta minutos de bochorno los he olvidado, sobretodo con la sonrisa brillante que me ha dedicado justo cuando tenia que bajarme.
Las seis y doce, tres minutos para el encuentro. Hoy es el día que tanto esperé y estoy aquí, nerviosa como una tonta y sin saber que decir...
Pasa un minuto, mi nerviosismo incrementa por momentos. Y encima, será puntual, lo sé.
Las seis y quince, está ahí y se está acercando. Ahora si que no sé que hacer. Es muy atractivo, encima tiene una sonrisa que parece oro, plata y todo relacionado con lo precioso... Ya está aquí. Se me ha quedado mirando sonriente. No había pasado ni un segundo y ya había pasado su brazo por mi cintura, me había acercado a él y me había besado como si fuera el último día de nuestras vidas. Luego simplemente, me ha querido hacer el amor.
Por: ese deseo incontrolable que recorre tu cuerpo...
jaja que buena historia..! me ha gustado, tenia rato sin escuchar la buena frase de napoleon..! Visteme despacio que voy de prisa. Te sigo un saludo y nos estamos leyendo
ResponderEliminarmuchas gracias ^^ Me pasaré con frecuencia por tu blog, es muuuuy interesante (: Besitos!
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