Y es de esperar encontrarte catorce mil puestos improvisados de libros que ocupan toda esa gran calle principal de tu ciudad, esa de la que todos han oído hablar. Es de esperar en un día como este, una rosa ---> un libro; un libro ---> una rosa. Sant Jordi es así.
Verás gente a la que ni siquiera le interese lo más mínimo lo que digan aquellas páginas del libro que anda sosteniendo ya mismo, pero aún así le prestará su atención el rato que crea conveniente.
Si este día cae entre semana pocos terrícolas se acercarán a los puestos. Serán aquellos que hayan salido de trabajar, del instituto, de un bar... y esas cosas que la gente hace entre semana o aquellos a los que les aficione realmente leer.
Si cae en domingo, es perfecto, es una excusa para salir y ver gente, todos sabemos que los domingos son solemnemente aburridos, para que mentir, y de paso nos consideramos un poco más cultos que hace dos segundos.
Cuando ves aquellos estantes con tantos libros, que apartas uno y salen libros y más libros, piensas, tendría que leer más, te sientes mal durante unos minutos, buscas algún libro que te interese pero, el intento es fallido.
Porque en realidad tendríamos que sentirnos mal por no saber el auténtico significado de este día, fomentar la lectura. Si te gusta leer, nadie te reprochará nada cuando te acerques o comentes algo con coherencia, pero si no te gusta, no pierdas tiempo haciendo algo que haces porque lo hacen los demás. Y es que... si no te has dado cuenta de la verdadera esencia de la lectura ya, no podrás hacerlo nunca.
Un intercambio de una rosa por un libro entre dos personas ha de ser real si no lo es, seguirá siendo un día normal, como otro cualquiera. No finjas, si lo haces, siéntelo.
Gracias por hacerte seguidor/a de "Hagamos Ideas".
ResponderEliminarUn abrazo.